Los grupos humanos han concedido desde antiguo una gran importancia al aprovechamiento de los recursos hídricos naturales, es decir, del agua líquida disponible en el espacio que habitan. No en vano las grandes civilizaciones agrarias surgieron en valles fluviales con importantes recursos superficiales.
Una simple pértiga con una vasija en el extremo, debió de ser uno de los primeros procedimientos empleados para elevar agua. © LA VERDAD DIGITAL S.L. En el monográfico Murcia y el agua puedes encontrar mucha información y un buen número de ilustraciones sobre los aprovechamientos tradicionales y modernos del agua en la región de Murcia. |
Claro es que la disponibilidad total de agua en un territorio está relacionada no sólo con la mayor o menor abundancia natural del recurso sino con la capacidad de construcción de artilugios e infraestructuras de captación, elevación, almacenamiento y distribución del agua líquida, ya sea pluvial, superficial o subterránea, por parte de los grupos humanos que lo habitan.
Y, si bien existen muestras de estas construcciones e infraestructuras en civilizaciones muy alejadas en el espacio y en el tiempo, en España los ejemplos más representativos provienen de los romanos, verdaderos ingenieros hidráulicos, y de los árabes, que mediante un complejo sistema de canalizaciones, muchas de ellas todavía en uso, fueron capaces de extender las áreas de regadío en la semiárida mitad sur peninsular.
El acueducto de Segovia es una impresionante muestra de las capacidades técnicas aplicadas a la ingeniería hidráulica de los romanos, que, contra lo que se ha afirmado con frecuencia, conocían (y utilizaban) el principio de los vasos comunicantes, aunque no disponían de materiales capaces de aguantar la enorme presión que hubiese generado el volumen de agua transportado por un acueducto de canalizarse mediante una conducción subterránea. |
Hoy los usos del agua se han intensificado mucho, especialmente en los países más desarrollados, para atender las crecientes demandas de abastecimientos industriales y urbanos, ampliar las explotaciones y la producción agrarias basadas en el regadío intensivo, e incrementar la producción energética.
Cierto es, también, que la mayor disponibilidad tecnológica ha permitido crear mecanismos más sofisticados y acometer infraestructuras mayores y más complejas tanto en los cauces de los ríos como en la captación de recursos subterráneos, si bien a costa de impactos medioambientales y sociales cada vez mayores.
Presa de Aldeadávila (Salamanca) sobre el río Duero para aprovechamiento hidroeléctrico. La presa mide 139,5 metros de alto y 250 de ancho, lo que permite una capacidad de almacenamiento de 115 hectómetros cúbicos. FOTO: Sociedad Española de Presas y Embalses |
Paralelamente, la necesidad de aumentar la disponibilidad de agua en territorios con escasez de recursos hídricos naturales (llamados también recursos hídricos convencionales) o con dificultades para satisfacer una demanda creciente, en unos casos, y la mayor concienciación sobre la necesidad de racionalizar los usos del agua y de evitar la contaminación ambiental, en otros, han favorecido en algunas zonas la creciente importancia de los llamados recursos hídricos no convencionales: el agua marina desalada, el agua residual depurada y el agua fluvial procedente de trasvases entre cuencas.
Lógicamente, la importancia relativa de estos recursos no convencionales en el conjunto de los recursos hídricos utilizados varía enormemente de unos territorios a otros. En los lugares con recursos naturales abundantes y suficientes para garantizar la demanda, no se utilizan, y la depuración de aguas residuales responde más a criterios mediambientales que a la potencial reutilización del agua depurada.
Por el contrario, en los lugares en que los recursos convencionales son escasos, pero cuentan con la tecnología adecuada y la energía necesaria para obtenerlos, los recursos no convencionales han adquirido una importancia creciente.
Algunos de los pequeños estados del Golfo Pérsico como Kuwait o Dubái (en la foto), uno de los Emiratos Árabes Unidos, no cuentan con recursos hídricos naturales o convencionales y dependen por completo de la desalinización del agua de mar (y del aire acondicionado) para vivir en el desierto Arábigo. Una dependencia que, por su elevado coste energético, solo es posible gracias la abundancia de recursos petrolíferos con la que cuentan. FOTO de Jens Neumann y Edgar Rodtmann en National Geographic |
En el caso de España, los últimos planes hidrológicos contemplan el uso de estos recursos no convencionales para aliviar las disfunciones entre las disponibilidades y demandas hídricas en algunas regiones mediterráneas, si bien lo hacen desde ópticas muy diferentes.
El Plan Hidrológico Nacional de 2001, aprobado durante el gobierno de José María Aznar (PP), tenía como proyecto principal el Trasvase del Ebro, que contemplaba unas transferencias de 1.050 hm3/año desde esta cuenca hasta Barcelona, al norte, y hacia Castellón, Valencia, Alicante, Murcia y Almería, al sur.
El PHN de 2005, aprobado durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) y que modifica el anterior, sustituye el trasvase del Ebro por el prograna A.G.U.A. (Actuaciones para la Gestión y Utilización del Agua).
El programa A.G.U.A. pretende asegurar, en 2008 y en las provincias a las que iba destinado el trasvase del Ebro, unos recursos de 928 hm3/año, además de otros 135 para las provincias de Málaga y Girona. De estos 1.163 hm3/año totales, 448 hm3 procederán de las inversiones realizadas en mejoras en la gestión, ahorro, renovación y modernización de infraestructuras y reutilización de aguas depuradas, medidas que no se contemplaban en el PHN de 2001, mientras que los otros 715 hm3 restantes procederán de la desalación de agua marina, que se convierte en una importante fuente de recursos hídricos no convencionales en estas zonas del litoral mediterráneo, aprovechando su proximidad al mar.
El Plan Hidrológico Nacional de 2001, aprobado durante el gobierno de José María Aznar (PP), tenía como proyecto principal el Trasvase del Ebro, que contemplaba unas transferencias de 1.050 hm3/año desde esta cuenca hasta Barcelona, al norte, y hacia Castellón, Valencia, Alicante, Murcia y Almería, al sur.
El proyecto más importante del Plan Hidrológico Nacional de 2001 era el Trasvase del Ebro. MAPA tomado de http://www.uv.es/choliz/indicetrasvase.htm |
El PHN de 2005, aprobado durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) y que modifica el anterior, sustituye el trasvase del Ebro por el prograna A.G.U.A. (Actuaciones para la Gestión y Utilización del Agua).
El programa A.G.U.A. pretende asegurar, en 2008 y en las provincias a las que iba destinado el trasvase del Ebro, unos recursos de 928 hm3/año, además de otros 135 para las provincias de Málaga y Girona. De estos 1.163 hm3/año totales, 448 hm3 procederán de las inversiones realizadas en mejoras en la gestión, ahorro, renovación y modernización de infraestructuras y reutilización de aguas depuradas, medidas que no se contemplaban en el PHN de 2001, mientras que los otros 715 hm3 restantes procederán de la desalación de agua marina, que se convierte en una importante fuente de recursos hídricos no convencionales en estas zonas del litoral mediterráneo, aprovechando su proximidad al mar.
El PHN vigente otorga una gran importancia a la desalación de agua marina en las provincias del mediterráneo para corregir las disfunciones entre oferta y demanda que padecen. |